Uno de los logros más importantes del proyecto ha sido el comienzo de un centro comunitario en el que, desde 2013, se ha dado capacitación a las mujeres en la siembra de hortalizas y se construyó un invernadero comunitario, donde las mujeres producen hortalizas orgánicas organizándose en una cooperativa. Ahora las mujeres producen su propio abono orgánico especializado en agricultura de montaña y su propio repelente de plagas que utilizan para mantener una producción de alimentos sanos y diversos para su familia, e incluso han empezado a comercializar productos con valor agregado por ser orgánicos.