En el mundo infantil, el juego no es solo una forma de entretenimiento; es el lenguaje natural con el que niñas y niños exploran, expresan y procesan su mundo interno. En la Psicoterapia Infantil Gestalt, el juego se convierte en una herramienta fundamental para la intervención terapéutica, ya que permite acceder de manera simbólica a las emociones, pensamientos, conflictos y necesidades de los pequeños, sin forzarlos a utilizar un lenguaje que aún no dominan por completo.

Desde esta perspectiva, el terapeuta no interpreta el juego como un observador distante ni intenta dirigirlo con fines evaluativos. Al contrario, entra en el mundo del niño con una actitud de presencia, curiosidad, respeto y disponibilidad emocional. A través del juego libre o estructurado, se abren posibilidades para que el niño reconstruya situaciones difíciles, repare vínculos internos, experimente nuevas respuestas ante lo vivido y desarrolle una mayor conciencia de sí mismo.

El enfoque Gestalt reconoce que el juego tiene un poder organizador del mundo emocional del niño. Por ejemplo, al dramatizar una escena con muñecos, crear mundos con bloques o expresar emociones con plastilina, el niño pone en acción sus experiencias internas, a menudo difíciles de verbalizar. Lo que se representa en la escena lúdica es una metáfora viva de su experiencia relacional, sus miedos, sus recursos y sus heridas.

Dentro de la sesión terapéutica, el juego se convierte en un espacio seguro en donde el niño puede tener control, experimentar, decidir y ser visto en su autenticidad. En este proceso, el terapeuta funciona como un espejo emocional que valida, refleja y contiene sin juzgar. Esto permite que el niño no solo descargue emociones, sino que logre integrar nuevas formas de estar consigo mismo y con los demás.

Una de las herramientas destacadas en la Psicoterapia Infantil Gestalt es la caja de arena, en donde los niños construyen escenas con figuras en un espacio simbólico. Este recurso facilita la expresión de emociones profundas, traumas o conflictos internos. También se usan técnicas proyectivas, títeres, dibujo, música, dramatización y materiales sensoriales, todos ellos elegidos según el estilo de cada niño.

A través del juego, el niño no solo se comunica: también sana. La Psicoterapia Gestalt aprovecha este potencial para acompañar de manera respetuosa los procesos emocionales infantiles, devolviendo al niño la confianza en su capacidad de resolver, expresar y estar en el mundo de forma creativa y auténtica.

 

¿Quieres conocer más sobre este enfoque?
Conviértete en un agente de cambio en la vida de niños y familias.
Explora todo lo que la Certificación en Psicoterapia Infantil Relacional tiene para ofrecerte y descubre cómo empezar este camino transformador.

Por Dra. Guadalupe Amescua Villela
Fundadora del CESIGUE y autora del libro Psicoterapia Infantil Relacional: Modelo CESIGUE