Asistir a terapia no es una decisión fácil para quien “ya lo ha pensado”, se cuestionan muchas ideas: no sabes si te va a beneficiar realmente, por momentos crees que lo necesitas y por momentos piensas que no es para ti, ¿qué van a pensar los demás? Van a pensar que estás loco… porque ir a terapia es para locos…
Después de pasar por todos estos dilemas… ¿Con quién acudo? Ni la menor idea… lo fácil, pido recomendación en el Facebook y a ver qué me contestan… ¿El costo, el tiempo que va a durar la terapia… meses?

La terapia es para todas las personas que requieren apoyo psicológico, existen muchas ramas. En Gestalt trabajamos con las emociones, las cuales impactan en la conducta de quien recibe la sesión terapéutica y a su vez, en efecto dominó mueven todos los ámbitos de su vida: pareja, padres, hijos, familia, trabajo, amigos, etc.

La terapia es aceptar al paciente tal cual es, sin prejuicios, sin quererlo cambiar. Escucharlo con todo tu ser, con tus cinco sentidos. Recibiéndolo con todo lo que trae, con todo lo que es, con ideas, prejuicios, historia de vida, introyectos, pensamientos, emociones, sentimientos, rasgos de carácter, necesidades, autoestima, patrones, situaciones inconclusas, duelo, neurosis, carácter… y preguntando tan asertivamente: ¿En qué te puedo ayudar?

Un terapeuta está para ti en el momento en que lo necesitas, desarrollando habilidades en ti, las cuales te ayudarán a salir adelante en lo que requieres.

Dicen que no todos los pacientes son para todos los terapeutas ni todos los terapeutas son para todos los pacientes. En el caso que te sientas incómodo al acudir a terapia y valores realmente que no avanzas en tu proceso, platícalo con tu terapeuta para encontrar una solución: cambio de estrategia terapéutica o cambio de terapeuta. La honestidad y la responsabilidad en el proceso terapéutico tiene un gran valor, a favor del paciente.

Por: Psic. Isa Villar

Tanatóloga y Psicoterapeuta Gestalt