Los pensamientos son parte fundamental del ser humano. Nos acompañan desde que nuestro intelecto comienza a interactuar con el medio.

Cuando nos enfrentamos a una situación que es adversa o sorpresiva, pueden llegar a generarse los pensamientos negativos, los cuales nos asaltan y se apoderan, primero de nuestra mente, luego de nuestra conducta, afectando nuestras relaciones interpersonales, e incluso la relación con la misma persona, ya que puede provocar aislamiento con los otros.

El Dr. David Burns, psiquiatra y terapeuta, en 1980, investigó dichos pensamientos llegando a las siguientes conclusiones:

1. Nuestros pensamientos crean nuestro estado de ánimo (creencias, percepciones, actitudes mentales, interpretación). Emociones como: ira, hostilidad, depresión, tristeza, ansiedad, miedo, vergüenza, culpa.
No puedo afirmar que sean emociones negativas, dependen del lugar, el contexto (nuestro campo), las personas, las circunstancias, etc. Son variables que tienen que considerarse para expresar que son malas, ya que en algunas ocasiones estas emociones nos pueden crear reacciones que nos pueden llevar a salvar la vida: si me encuentro en una situación de peligro, el sentir miedo puede organizar mi pensamiento de correr o buscar un lugar que me proteja y con ello, salvaguardar mi propia existencia.

Las emociones existen, de nosotros depende saber cómo manejarlas. Pero si no me conozco, si no sé cómo manejarlas, es hora de solicitar ayuda de un profesional de la salud: Psicólogo, Tanatólogo o Psicoterapeuta para poder poner en orden esas emociones que se encuentran movidas del espacio que antes ocupaban.

2. Si una persona se encuentra deprimida, sus pensamientos se llenan de negatividad.
En estos días en que el confinamiento se ha recrudecido, se escuchan historias de personas que se sienten con síntomas de depresión: irritabilidad o estado de ánimo bajo, insomnio, dificultad para conciliar el sueño o por el contrario, exceso de sueño, en relación al apetito aumento o disminución al igual que la cantidad de peso corporal; cansancio, falta de energía; sentirse inútil, culpa, odio a sí mismo; dificultad para concentrase; movimientos lentos o muy rápidos; inactividad, retraimiento; desesperanza, abandono; incluso llegar a pensar en la muerte o ideas de suicidio; no sentir deleite en las actividades que generalmente te hacen feliz, incluida la actividad sexual.

Al no poder realizar sus actividades diarias, los síntomas anteriores pueden llegar a fortalecerse y generar pensamientos negativos.

3. Los pensamientos negativos pueden llegar a distorsionar la realidad.
Estos pensamientos le impedirán tener un contacto adecuado con su campo, con las personas que le rodean y consigo mismo.

Cuando una persona distorsiona la realidad de acuerdo a sus pensamientos, estos pueden interpretarla como blanco o negro, no hay medias tintas, no hay puntos medios, o es todo o es nada; al generalizar, llegan a conclusiones apresuradas sin tener mucha evidencia de lo que están hablando; de la información recibida, sólo escucha las críticas, evade lo positivo, descalificándolo; cree saber lo que todo el mundo piensa de él o ella, es telépata; maximiza sus errores y minimiza sus aciertos; observa lo que acontece desde el sentimiento predominante en él o ella; etiqueta a las personas que le rodean; se culpa por situaciones que se encuentran fuera de su control y se responsabiliza por las acciones de otros; es muy rígido en cuanto a las reglas… esto se debería hacer…

Si reconoces o te observas en alguna de las descripciones anteriores y consideras que no puedes controlar estas situaciones, puedes acudir a Yoloma, Psicoterapia Gestalt Especializada, somos un grupo de Psicoterapeutas quienes atendemos, por medio de terapia a niños, adolescentes, adultos, parejas o padres. Las sesiones son individuales en busca de tu bienestar. Somos un grupo de terapeutas al Servicio de la Vida, con la finalidad de seguir Transformando Vidas.

Por: Psic. Isa Villar

Tanatóloga y Psicoterapeuta Gestalt