El estrés se ha integrado como parte de nuestra vida diaria. En especial en estos momentos, que nos encontramos en una pandemia por el COVID19.

En 2010, de acuerdo a un reporte del APA, se hablaba que las mujeres presentaban un 49% de estrés y en los hombres sólo se manifestaba el 39% de la población.

Un 75% de la población mundial padece de estrés laboral de acuerdo a los datos reportados por la Organización Mundial de la Salud en 2013.

Si comparamos ese porcentaje al ritmo de vida que estamos llevando por el #QUEDATEENCASA en donde no se puede tener un control del horario de trabajo, ya que la prioridad es salir adelante y no quedarte sin un sueldo para poder alimentar a tu familia, pagar tu renta, comprar comida y artículos de primera necesidad, el pago de la luz, el agua, el teléfono, servicios de cable, internet y todo aquello que se te ocurra poner en la lista…

Aunado a la interacción con la familia, que, por cierto, con el ritmo de vida normal sólo convives los fines de semana en la mayoría de las veces y ahora debes compartir las 24 horas del día con ellos y vivir los problemas diarios que se puedan presentar al tener una comunicación inadecuada, compartir los hábitos de vida, trabajos escolares, pleitos entre los hijos, el encierro y la desesperación que algunos miembros de la familia puedan presentar, música a alto volumen, etc. Son algunos de los factores que pueden influir para no poder realizar tus videollamadas en un espacio adecuado con la paz y tranquilidad que requieres para concentrarte ante una junta importante con tus jefes. Así es, el estrés de tus seres queridos en general más el tuyo, una hermosa combinación en una bomba de tiempo:

El estrés de la ama de casa al no saber qué más hacer con los chicos… y los no tan chicos… si es mucho Netflix, redes sociales, celular o Xbox, si duermen mucho o duermen poco, si ayudan o no en los quehaceres de la casa…. Y la comida… la comida que estresa 3 veces al día donde hay que conciliar los gustos y antojos de cada uno de los integrantes de la familia… si, muchas veces la ama de casa no sale de la cocina… y de ahí, a limpiar… porque hay que tener todo muy limpio para evitar un contagio… lo cual, sería peor para ella misma… ahora tendría que convertirse en enfermera o médico, un nuevo rol en puerta.

El estrés de los hijos, al no poder salir y hacer su vida diaria con sus amigos: adiós fiestas, reuniones, paseos, ir al centro comercial, al botanero, los más grandes… tareas y clases en línea, donde muchas veces no tienen la infraestructura para tomarlas (no hay una computadora para cada uno, y las clases son a la misma hora… el internet va y viene, no hay una buena conexión y el celular se encuentra saturado, no soporta una aplicación más) tener que acudir al ciber más cercano… no que no había que salir de casa? Los están llevando a hacinarse con un riesgo de contagio para él y en especial para el resto de su familia.

Si… el estrés es parte de nuestra vida diaria y nos lleva a presentar grandes dosis de tensión, produciendo un estado de inquietud y malestar que desemboca en graves problemas de salud.

Se encuentra acompañado de diversas emociones como la ansiedad, el miedo, la tristeza o el enojo. Emociones, que en muchas personas en el mundo, se encuentran viviendo por la pandemia, pueden comenzar a salirse de control, a desbordarse y causar problemas.

En estos momentos es cuando hay que afrontar las situaciones, mediante el diálogo y la comprensión, mejorar la relación con los demás, con la familia, proporcionar un clima de seguridad y entendimiento para prevenir mayores problemas de salud.

No todas las familias presentan las características antes mencionadas, algunas personas viven el aquí y el ahora de manera positiva: aprovechan el tiempo para hacer los hobbies que les agradaban y que por falta del mismo, no habían llevado a cabo: leer un libro, tocar un instrumento que ya lo tenían olvidado y arrumbado en el cuarto, improvisar recetas nuevas de cocina, en especial los postres; reorganizar el lugar de los muebles de una habitación o de toda la casa; redecorar las habitaciones con pintura o nuevas cortinas; aprender a bailar un nuevo ritmo; hacer ejercicio; llevar a cabo el curso de maquillaje que siempre soñaste; aprender a tejer, bordar o coser; jugar con tus hijos juegos de mesa o Xbox, hacer un campeonato con todos los miembros de tu familia; llevar a cabo el curso gratuito en línea donde te ofrecen un certificado por tu aprendizaje; bañar a tu mascota, jugar con él, etc.

Y cuando nada de esto es suficiente… también hay opciones: acudir a un profesional de la salud mental que pueda escuchar y atender todas aquellas situaciones que de momento tu familia no puede brindarte… para ello, existe Yoloma, Psicoterapia Gestalt Especializada, somos un grupo de Psicoterapeutas quienes atendemos, por medio de terapia a niños, adolescentes, adultos, parejas o padres. Las sesiones son individuales en busca de tu bienestar. Somos un grupo de terapeutas al Servicio de la Vida, con la finalidad de seguir Transformando Vidas.

Por: Psic. Isa Villar

Tanatóloga y Psicoterapeuta Gestalt